Estribillo aterrador... Manuelito no se va y para los que conocemos o creemos conocer las interioridades de nuestro fútbol eso no nos sorprende, es más, era evidente que iba a suceder.
Porqué resultaba tan obvio? pues porque en mi país las decisiones firmes y que deben ser trascendentales siempre se estrellan contra el entorno, la cultura popular y por supuesto, las convenientes normas a las que se aferran personas como el Sr. Burga.
No se han levantado demasiadas voces en contra de esta nueva reelección de Manuel Burga, principalmente por la coyuntura actual. El estar a puertas de la próxima Copa América y de un proceso eliminatorio en el que todos soñamos con clasificar al mundial de Brasil, parece haber sido el escenario perfecto para una re-reeleción cantada y previsible, contra "opositores" que han trabajado con él y que siendo suspicaces, no parecían tener demasiado interés en derrotarlo.
La gente acusa a Manuel Burga de ladrón, de enriquecerse con el fútbol... humm! no sé, no tengo los elementos para afirmar eso, las acusaciones de ese tipo deben ser acompañadas siempre de pruebas o al menos indicios claros. En todo caso, lo que está probado es que el actual presidente de la FPF, se "roba" año tras año las ilusiones y esperanzas del hincha peruano con su comprobada e innegable incapacidad. Lo que diluye la esperanza de que la realidad de nuestro fútbol, cambie de rumbo hacia el desarrollo y la competitividad.
El repudiado mandamás de la FPF no puede ni quiere reconocer que una de las condiciones para ese cambio, es su innegociable ausencia del sillón presidencial. Otra posibilidad, casi una utopía, es que Burga sufra una metamorfosis moral e intelectual en beneficio del fútbol nacional. Inteligencia para planificar, honestidad para anteponer los intereses de nuestro fútbol sobre los propios, fuerza moral para no dejarse tentar por los innegables beneficios que otorga estar en su posición, son algunas de las cualidades que esa hipotética metamorfosis traería consigo... conociendo a Burga, eso es imposible.
El 90% de los peruanos sigue creyendo que Burga debe irse, somos una inmensa mayoría y sinembargo, hace un par de años una fugaz suspensión que antecedía a una desafiliación definitiva, hizo retroceder a los que tenían el poder de tomar la decisión. Hubo que considerar además, las connotaciones sociales que eso pudo acarrear, porque muchas muchas familias viven del fútbol. Es difícil tomar decisiones drásticas, sin que algunos salgan perjudicados... pero es peor, mantener un status quo corrompido y maloliente en nombre de esos mismos.
Sin sacrificio no hay cambio, y sin cambio no hay posibilidad de superarnos. Los primeros que tienen que reconocer eso, son los que están dentro. Si Perú es eliminado una vez más, los que estamos fuera, es decir los que no podemos decidir, poco podremos hacer por ese cambio.
En el contexto sudamericano, dónde Argentina y Brasil asisten a las Copas del Mundo por la inercia propia de su peso histórico, además de la innegable calidad de sus futbolistas, y el resto libra una lucha permanente por superarse y no distanciarse demasiado, el Perú parece haberse quedado sólo, con sus recuerdos... y con Burga.
